La mañana empezó nublada y la lluvia hizo acto de presencia conforme nos acercábamos al castillo de Bran, el paisaje se prestaba a imaginar las andanzas del Conde Drácula por la zona. Nuestro hotel está a 300 m del castillo, que podemos ver desde la ventana de la habitación, una vez registrados bajamos a comer al restaurante y al terminar nos fuimos a visitarlo.
Afortunadamente para nosotros y como el día estaba lluvioso no había mucha gente y hemos accedido sin colas ni apreturas, muchas escaleras y un laberinto de sube y baja por algunas de las habitaciones que están abiertas al público, no se pueden ver las mazmorras y para ver la sala de las torturas hay que sacar otra entrada distinta, nos esperábamos algo más pero al menos hemos cumplido otro objetivo. La Transfagarasan tendrá que ser en otro momento, al igual que la carretera de los Trolls en Noruega esta cerrada por el mal tiempo, si volvemos a intentarlo tendrá que ser en agosto para no quedarnos otra vez con las ganas.
Mañana iremos a Bucarest de camino a Constanza a orillas del mar negro, punto mas al este de nuestro recorrido.
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