Primera impresión, caos.
Esta ciudad parece caótica y lo es, gente, motos, carros, más
gente, bicicletas, mas motos... Al llegar y registrarnos en el hotel
un té en la terraza, un remanso de paz, el riad es muy bonito y la
habitación acogedora, todo muy limpio. La calle es diferente, gente,
basura por los rincones, todo el mundo te quiere vender algo o que
pases a sus establecimientos, hasta después de comer todo bien. Al
terminar un paseo por el Zoco, unas fotos y la gente que es muy
amable te indica un lugar donde sacar buenas fotos en los curtidores,
te indican, das las gracias y te encaminas hacia ese lugar, al poco
tiempo ¡sorpresa¡ la misma persona que te ha indicado donde sacar
esas fotos va por el mismo camino y te va contando cosas y
curiosidades de los bereberes, los curtidores, las calles, etc. , te
indica por donde ir y te sigue acompañando hasta el lugar donde se
preparan las pieles, ese lugar que alguna vez has visto en la tele,
te encuentras con un manojo de hierbabuena en las manos y te invitan
a pasar a verlo, es cuando menos curioso pero huele muy mal, por eso
la hierbabuena, luego te pasa a una tienda donde te enseñan los
pufs, babuchas, bolsos y demás cosas que elaboran con las pieles ya
curtidas y tu que ya tienes un mosqueo considerable no ves forma de
salir de allí, pero providencialmente oímos palabras en español de
otra pareja en la misma situación que nosotros y nos pegamos como
lapas, después de un intercambio de algo más que palabras con
nuestro improvisado guía y el consiguiente “pago por los servicios
no contratados” salimos por un laberinto de calles hasta la gran
plaza de Djamàa El Fna, pasamos por nuestro Riad a descansar un poco
y salimos de nuevo a la plaza para cenar junto con estos nuevos
amigos, Yolanda y Jesús de Barcelona. La cena una experiencia en
unos chiringuitos montados esta misma tarde en la plaza.
Mañana veremos que nos
depara el día. Por cierto a papi lo llaman Ali Baba.
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