Lo primero un besote
fuerte para Carlos.
Al final tenían razón y nos hizo un día
perfecto, sol y muy poco viento, hemos rodado más de 100 km y
paseado por tantos sitios que se han roto las suelas de mis botas, no
sé como ha pasado pero me he quedado sin suelas, se han partido y
caído a trocitos como si se hubieran desintegrado, menos mal que
tengo repuesto y mañana llegamos a casa. Ahora toca descansar mañana
volveremos a cruzar Fuerteventura y nos espera una travesía que
esperamos no sea excesivamente movida.
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